jueves, 11 de junio de 2009

Yo (Aisha) musulmana (II)


En busca de una verdad (Segunda parte)

Declaración de Mamdouh Sayed director del Centro Educativo interrogado por Aisha (Yo): Bueno, no sabemos si Bush es el culpable. Todo lo que pasa en este mundo es cosa del destino, no estamos para acusar. ¿Quién fue el culpable? Sólo Dios sabe. Lo importante es que nos ha beneficiado, después del 11-S todo mundo quiso saber del Islam. En algunos países se han agotado ejemplares del Corán.

¿Qué cómo ha reaccionado el pueblo mexicano? Pues tienen el interés en saber y han encontrado en el Islam una religión perfecta y aceptada que pueden adoptar en todo momento. Después del 11 aumentó considerablemente el número de personas que han abrazado el Islam. La gente comienza a acercarse a los musulmanes para saber cual fue el problema del 11-S, si en verdad somos terroristas o si nuestra religión esta exhortando a serlo y hacer el mal. Casi dos mil personas han ingresado al Islam sunita en el país.

Omar Wexton, director de la Mezquita en Tequesquitengo, Morelos trata de convencer a Aisha y a un hombre que inquieto pregunta si el odio contra los musulmanes lo generó Estados Unidos para apropiarse de su petróleo.

¿Qué que sucedió con el Islam después del 11-S? (Wexton nervioso, tartamudea) Bueno, sabemos que Estados Unidos cambió dos torres por un loco, como en el ajedrez. Después del 11- S todos hemos dicho una palabra: no hay nada en este mundo que no tenga un propósito y consecuencias. El 11-S fue el catalizador de un cambio estratégico y drástico de cómo piensa la gente ajena al mundo musulmán. Podemos tomarlo como prueba divina porque nos implicó a nosotros, pero como dice un dicho mexicano, no hay mal que por bien no venga.

Aisha insiste, ¿Los sucesos del 11-S los benefició? (Wexton un poco avergonzado asiente): Es fuerte decirlo pero esa desgracia se convirtió en una ventaja porque nos permitió llegar a la gente para conocerla y acercarla a Alá, porque no hay mayor enemigo que la ignorancia del Otro. Cuando los pueblos no se conocen pueden imaginar lo peor antes de tratarlos. El lado bueno es empezar a conocer las verdades de las personas, que los pueblos se conozcan entre si, acercarse para entenderse y romper la barrera del miedo al Otro, a lo desconocido.

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