jueves, 30 de septiembre de 2010

Ecuador a un paso de un golpe de Estado

 El presidente Rafael Correa durante los enfrentamientos. Él aseguró que un policía leal al gobierno murió y 27 personas resultaron heridas durante la operación para rescatarle.

La protesta de policías en Ecuador por la reducción de sus beneficios salariales ha llevado el caos al país y ha puesto en jaque al gobierno que ha decretado el estado de excepción y denunciado un intento de golpe de Estado inspirado por la oposición. El Ejército, leal al presidente Rafael Correa, se enfrentó a tiros con una sublevación de la policía nacional que se han puesto en contra del gobierno para igualar los salarios y beneficios de los servidores públicos.

El Presidente de Ecuador, Rafael Correa quien fue secuestrado en el Hospital de la Policía Nacional en Quito, ya que los amotinados le impedian salir del hospital militar donde acudió tras hacerse daño en una pierna recién operada y por aspirar gases lacrimógenos durante la revuelta, salió del nosocomio (después de 11 horas) escoltado por su guardia personal y en una silla de ruedas, con una máscara antigas, debido a la gran cantidad de gases lanzados por los policías sublevados.

Correa ha acusado a la oposición de intentar derrocarle con un golpe de Estado y ha confirmado que está estudiando la posibilidad de disolver el Parlamento en medio de protestas policiales. "Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", dijo visiblemente exaltado. Poco después, en declaraciones a un canal de televisión ecuatoriano, proclamó: "Es un intento del golpe de Estado de la oposición", ha asegurado Correa. "Me siento traicionado, no por todos, pero habrá que depurar", añadió.

 Tiroteo en las inmediaciones del hospital Metropolitano de Quito entre el Ejército, leal a Correa, y los sublevados.
 Después de salir del Hospital, Correa aseguró en el Palacio Presidencial que quien está detrás de las sublevaciones es el ex presidente Lucio Gutiérrez: "No fue la Policía. Pronto se descubrieron los verdaderos motivos de quién estaba detrás de esto... los verdaderos motivos. Era Lucio Gutiérrez, eran los miserables de la oposición. Explicó que la rebelión estuvo impulsada por su antecesor, en el Regimiento de Quito, dijo que "nadie ha hecho tanto por la Policía como este gobierno" y le respondieron: "Mentiroso, sí lo hizo Lucio" (Gutiérrez, coronel que presidió el país entre 2003 y 2005).

"Cómo pueden llamarse policías quienes hacen eso”, se preguntó. Y explicó que su administración “Fue la única que ha subido tanto los salarios de los policías. Nadie ha hecho tanto por la Policía como este gobierno, nadie ha mejorado tanto sus sueldos; cuando vi tanta agresividad, me sentí triste, como si hubiera recibido un puñal por la espalda. Esto que sirva de ejemplo que a través de la conspiración, la mentira, la infamia intentan detener la revolución ciudadana", dijo al hablar desde un balcón de la sede del gobierno.

Un grupo de soldados ha tomado el control del principal aeropuerto de Quito y cientos de policías protestaron en las calles mientras el presidente estudia disolver el Congreso por el bloqueo a una ley de austeridad que alcanza a las fuerzas de seguridad. El Ejecutivo también precisó que solo negociará si los policías renuncian a la violencia. "Deseamos que esto se resuelva por los mecanismos de diálogo, sin que ese diálogo signifique una imposición de ninguna naturaleza", recalcó.

Asimismo, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, Ernesto González, rodeado de otros altos mandos militares, ha manifestado el apoyo del Ejército al presidente y su respeto por las instituciones democráticas, y ha aclarado que Correa es su "máxima autoridad". No obstante, ha pedido "encarecidamente" la revisión de la ley que ha provocado la protesta.

Con información de El País y agencias.



Escucha los detalles de este "golpe de Estado" en: http://laradiodelsur.com/modules/popup_live.php

lunes, 27 de septiembre de 2010

En riesgo los diálogos de paz en Medio Oriente

Los colonos judíos de Kiryat Netafim pusieron ayer domingo la primera piedra para la construcción de un kinder

Tras permanecer oculto la mayor parte del día -ni siquiera ha convocado el tradicional Consejo de Ministros de los domingos- Benjamín Netanyahu finalmente se ha pronunciado el día en que ha terminado el veto para construir nuevos asentamientos. Y sus primeras palabras, a través de un comunicado lanzado esta noche, han sido para pedirle a Mahmud Abbas que no se retire del diálogo para llegar a la paz.

Después de expirar el fin de la prohibición para construir en territorios ocupados Netanyahu ha reclamado a Abbas que continúe con las conversaciones "honestas" para poder llegar a "un acuerdo histórico" en el plazo de un año. "Israel está dispuesta a continuar las conversaciones en los próximos días para encontrar un camino que mantenga las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina", dijo el primer ministro israelí. A lo que añadió que sus intenciones para conseguir la paz son "serias y honestas", a pesar de que no ha respondido a ninguna de las peticiones internacionales para ampliar el veto a la construcción de los asentamientos.

La respuesta de Abbas a las palabras de Netanyahu no tardó en llegar a través de su portavoz, y fue para pedirle una vez más que tome la decisión de congelar la colonización del territorio. "Mahmud Abbas quiere continuar las negociaciones pero Netanyahu debe tomar la decisión de congelar la colonización para crear una atmósfera favorable para proseguir el proceso de paz y resucitar las negociaciones".

Sin embargo, decenas de miles de colonos israelíes han celebrado este domingo fiestas en Cisjordania. Y han convertido el fin de la moratoria sobre la construcción y ampliación de asentamientos, en la medianoche del domingo al lunes, en un desafío: "Hussein Obama, la tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel", ha gritado Gershon Mesika, presidente del Consejo Regional de Samaria, en la colonia de Kyriat Netafim. Ha sido inútil que el primer ministro, Benyamin Netanyahu, pidiera moderación y que no se provocara a los palestinos: muchos diputados de su propio partido, el Likud, han acudido a los territorios ocupados para festejar con los colonos.

El proceso de paz parecía moribundo, pero en Nueva York, con la máxima discreción, seguía negociándose algún tipo de fórmula que permitiera mantener las conversaciones. Ayer mismo la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, llamó al presidente israelí hasta en dos ocasiones para pedirle que mantenga congelada la prohibición de construir en los territorios ocupados e intentar así que el fin de la moratoria no acabe con un proceso de paz que se ha convertido en una apuesta para la Administración de Obama.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, fue muy claro el sábado en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dijo que Israel debía elegir entre paz y asentamientos. Y hasta este mismo domingo ha insistido en que si no se renovaba la moratoria, y los colonos seguían ampliando la ocupación, no tenía sentido seguir negociando. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha respaldado de forma inequívoca la posición de Abbas y ha pedido a Israel que no siguiera construyendo sobre territorio palestino.

Mahmud Abbas ha matizado, sin embargo, que no abandonaría automáticamente las negociaciones, sino que consultaría con el resto de los dirigentes de la OLP y con mandatarios árabes. Y ha anunciado que habrá para este 4 de octubre una reunión urgente de la Liga Árabe, donde el presidente palestino y otros responsables árabes analizarán las posibles respuestas si, tal como está previsto, se reanuda la edificación en los territorios ocupados ante la expiración de la moratoria.

Abbas afirmó en París, (donde se reunirá con el presidente francés, Nicolas Sarkozy), que las negociaciones de paz serán "una pérdida de tiempo" si Israel no prolonga la moratoria pero que un fracaso del proceso de paz no conduciría, esta vez, a un estallido de violencia. "Ya probamos con la Intifada y nos hizo mucho daño", declaró al diario árabe londinense Al Hayat.  Aunque Abbas se mantiene firme en su posición, ahora se enfrenta por un lado a la opinión internacional de que no debe abandonar la negociación, y por el otro tiene que hacer frente a las voces que en el seno del movimiento nacional palestino le piden que dé por acabado el proceso.

Con información de El País