En 1970 las proyecciones cinematográficas y los espectáculos teatrales fueron interrumpidos en Arabia Saudita por motivos políticos y religiosos. Esto hizo que no sólo el público se aislara masivamente del cine internacional, sino que la producción local de aquel momento se paralizara también. Ante esta circunstancia, los aficionados al cine en el país árabe comenzaron a realizar peregrinajes hacia los vecinos Qatar y Baherin para poder acceder a éste.
Ayer, por primera vez en tres décadas, los habitantes de la capital de Arabia Saudí pudieron hacer algo común para la mayoría de los occidentales: fueron al cine. Pero no las mujeres. La proyección de la película saudí ''Menahi'' trajo la experiencia cinematográfica a Riad. Esta producción nacional es una comedia acerca de un beduino que intenta superar las dificultades para ingresar a la sociedad en progreso. La película es protagonizada por el actor Fayez al Maliki y fue realizada por la productora Rotana, propiedad del multimillonario Al Walid bin Talal, quien consiguió la autorización debido a que el gobierno se encuentra orientado cada vez más a introducir reformas en la sociedad saudí.
A pesar de que la prensa no cubrió de forma importante el estreno, la película inició un peregrinaje exitoso en diversas localidades como Gedda, donde se realizaron ocho funciones diarias durante diez días y a lleno total. Pese a la exclusión de las mujeres, la decisión de mostrar la película fue un paso atrevido. “Fue muy hermoso ver a la gente tan animada y feliz'', dijo Misfir al-Sibai, un empresario saudí de 21 años que asistió a la presentación de la película.
Al parecer este es un fragmento del polémico filme:
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