viernes, 19 de junio de 2009

Anular los comicios en Irán


Por Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz iraní.

El lunes, 15 de junio, más de un millón de personas se manifestó por las calles de Teherán en apoyo de Mir Hosein Musaví y de Mehdi Karrubi, dos candidatos presidenciales derrotados, protestando por los resultados electorales. Su destino era la plaza Azadi (de la Libertad). Dicha plaza, en la época de la Revolución Islámica de hace 30 años, fue punto de encuentro de los revolucionarios. Musaví se subió a lo alto de un minibús y se dirigió a la gente congregada megáfono en mano. Les dijo que siguieran con sus protestas evitando comportamientos agresivos que dieran una excusa a las fuerzas de seguridad para responder con violencia.

Terminó la manifestación pacífica, y mientras se dispersaba poco a poco la gente, de pronto, desde el tejado de un edificio de los basiyís (una milicia de voluntarios) abrieron fuego contra la gente. Otro grupo de gente disparaba desde otra dirección. Según diversas informaciones, murieron 7 personas y hasta 30 más resultaron heridas y fueron hospitalizadas.

Los basiyís funcionan bajo la dirección y supervisión de la Guardia Revolucionaria de la República Islámica. Esta milicia se creó tras la revolución y su único trabajo consiste en mantener y salvaguardar al Gobierno. Aunque se trate de voluntarios, disfrutan de muchos privilegios. No usan uniformes militares pero tienen derecho a portar armas y equipamiento policial de comunicaciones.

La insatisfacción popular con los resultados no se refiere tan sólo a las últimas elecciones: ya hubo muchas objeciones hace 4 años cuando Ahmadineyad salió elegido presidente por primera vez. En aquella ocasión, Karrubi y Rafsanyaní, dos figuras veteranas y poderosas de la República Islámica, fueron sus oponentes electorales.

Hasta aquel momento, el puesto político más relevante de Ahmadineyad fue la alcaldía de Teherán, pero le apoyaban los basiyís y el ayatolá Jamenei, el líder vitalicio de la República Islámica. Karrubi remitió muchas quejas al Consejo de Guardianes, organismo gubernamental encargado de vigilar y observar el proceso electoral, pero no obtuvo resultados positivos. El entonces presidente Jatamí anunció que hubo muchas infracciones. Más aún, Hachemí Rafsanyaní, que también puso en duda el resultado, de forma explícita afirmó que expresaría sus dudas al mismo Dios, puesto que nadie en Irán le hacía caso.

Los cuatro años de presidencia de Ahmadineyad han sido de gran insatisfacción popular. En esta época la inflación ha llegado al 25%, hubo un aumento diario de los precios y el poder de compra de la gente cayó paulatinamente. Se cerraron muchos periódicos, se encarceló a un número cada vez mayor de activistas políticos y de derechos humanos y se clausuraron las instalaciones del Centro de Defensores de los Derechos Humanos [Nota del editor: Ebadi es presidente del Centro], etc.

El líder de la Revolución siguió apoyando al Presidente pese a la insatisfacción popular, incluso después de que el Parlamento declarara que se retiraron 1.000 millones de dólares sin disponer de autoridad legal. Y en el momento en que el ministro del Interior declaró vencedor de las elecciones a Ahmadineyad, el líder supremo le felicitó, pese a que todavía faltaban votos por contabilizar en todos los distritos. Además, otros candidatos tenían derecho a impugnar los resultados electorales y a ninguno debía felicitarse hasta que se hubieran dirimido todas las impugnaciones y se proclamaran los resultados definitivos. Esta felicitación temprana ha indignado al pueblo iraní.

Las objeciones que se hacen a las elecciones de la semana pasada son las siguientes:

1. En muchos colegios electorales no se permitió la presencia de interventores de Musaví y Karrubi.
2. Se denuncia la manipulación de muchas urnas.
3. Ahmadineyad obtuvo 14 millones de votos en las anteriores elecciones. En esta ocasión, sin embargo, se hizo el anuncio sin precedentes de que había obtenido 24 millones de sufragios. Karrubi anunció que había sacado menos votos que la suma de miembros de su equipo electoral y de su partido Etemad Melli. Cuando millones de personas salieron a las calles de Teherán y otras ciudades a protestar por los resultados electorales ya estaba claro que la cifra de 24 millones de votos para Ahmadineyad no podía ser correcta.

Los estudiantes también se oponen al resultado. El 15 de junio, de madrugada, cuando los estudiantes de la Universidad de Teherán estaban en sus dormitorios, milicianos basiyís atacaron las instalaciones y asesinaron a varios estudiantes. No se conocen las cifras exactas todavía, pero al menos asesinaron a 5 estudiantes, 2 de ellos mujeres. Hubo muchos heridos.

Basiyís y fuerzas de seguridad han atacado a estudiantes en otras ciudades como Isfahan, Shiraz y Tabriz. Se calcula que han asesinado a otros 4 y que hay muchos más heridos. Según dicen los propios estudiantes, han detenido a 300 compañeros suyos en los últimos días.

Las protestas contínuas han llevado a la detención de Ahmad Zeydabadi, secretario general del partido Advar Tahkim Vahdat, y además han detenido a gran número de activistas políticos y sociales, como Saeed Hajjarian, Mostafa Tajzadeh, Abdolfattah Soltani y Reza Tajik. Han desconectado la banda ancha de Internet y han ordenado a los periodistas extranjeros que se marchen de Irán cuanto antes.

Han cortado la telefonía móvil y las cadenas de televisión, incluídas VOA y BBC. El Gobierno ha intentado cortar las líneas de comunicación entre la población.

La situación ha hecho que varios parlamentarios anunciaran sus protestas en una carta y el presidente del Parlamento, Ali Larijani, ha declarado al ministro del Interior responsable de la violencia y la tensión.

Musaví y Karrubi animan a sus seguidores a proseguir sus protestas pacíficamente. Les han dicho que protesten gritando Alá Akbar (Dios es grande) entre las 9 y las 10 de la noche. Sus gritos resuenan por toda la ciudad cada noche y recuerdan las noches de la revolución.

La intensificación de las protestas ha desembocado en la decisión del líder supremo de ordenar una investigación de las quejas y en el anuncio del Consejo de Guardianes del recuento de algunas urnas. No parece que eso vaya a calmar las cosas.

La mejor solución para el establecimiento de la paz en Irán es:

1. Liberar sin condiciones a todos los detenidos por protestar contra el resultado electoral
2. Ordenar el cese de la violencia basiyí y policial contra los manifestantes
3. Declarar la nulidad de las elecciones
4. Ordenar la celebración de nuevas elecciones bajo los auspicios de organizaciones internacionales.
5. Compensar económicamente a los heridos y a los familiares de los asesinados

Quizás así vuelva la paz a la sociedad iraní. Si no, hay muchas posibilidades de que haya más violencia en Irán.

Fuente: El País

jueves, 18 de junio de 2009

De Bahréin hasta Beirut

Una canción que recuerda a los años mozos. ¿Danza árabe? Un baile cachondo si.Acá las caderas de la colombiana.

miércoles, 17 de junio de 2009

Ironías Iraníes

"La era de los imperios se ha terminado": Mahmud Ahmadineyad



Pese a los enfrentamientos poselectorales, Ahmadineyad viajó a Rusia para asistir a la cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), integrada por Rusia, China, Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán. China y Rusia lo felicitaron por su triunfo (ja, quien sino los principales países represores, recuerden la masacre en la Plaza de Tian'anmen o el asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya).

Yo no sé si Ahmadineyad sea el candidato idóneo para gobernar a Irán pero si es la opción para hacer contrapeso a Estados Unidos e Israel. ¡Que prosiga la carrera nuclear para no regalar nada a Israel, donde sobrepesa la muerte de miles de palestinos!

Con el reformista Hosein Musaví no habría sido la panacea universal para Medio Oriente, ya que tendería su mano a Estados Unidos para suavizar el diálogo nuclear. En estos comicios la cúpula iraní (el Consejo de Guardianes) tenía que designar al candidato más idóneo para tratar con Estados Unidos. Y así lo han hecho, el líder supremo Alí Jamenei se ha inclinado por Mahmud Ahmadineyad, porque el contrincante de Alí Jamenei, el ayatolá Hachemí Rafsanyani es partidario de Mir Hosein Musaví. Vaya lucha de poderes supremos…

martes, 16 de junio de 2009

Disputa entre ayatolás


Un bajorrelieve en la necrópolis de Naghsh-e-Rostam, a las afueras de Shiraz, muestra al rey Ardeshir, el fundador de la dinastía sasánida, recibiendo de manos de un representante de Dios el anillo de oro que simboliza el poder. Hoy, 1.800 años después, el debate sobre si el poder emana de Dios o del pueblo sigue vigente en Irán. El poder (que divino o no) recae en el Consejo de Guardianes de Irán, el máximo órgano legislativo del país cuyo líder supremo es el ayatolá Alí Jamenei.



Hasta el momento, este consejo ha rechazado la demanda presentada por el ex candidato reformista Mir Hosein Musaví de anular las elecciones presidenciales que dieron la victoria al actual mandatario Mahmud Ahmadineyad, sin embargo, está dispuesto a hacer un recuento de los votos en aquellos lugares donde la oposición ha presentado denuncias por fraude.

No hay que olvidar, que tras finalizar las elecciones, el lider supremo Alí Jamenei dio todo su respaldo a Ahmadineyad al decir que él “era el presidente de todos los iraníes y que todos tenían que apoyarle”. Esta decisión ha mostrado las diferencias entre dos sectores del régimen pues hasta estas elecciones el líder se mantenía al margen ejerciendo de árbitro.

Y es que las malas lenguas (El País y Deutsche Welle) dicen que la disputa política que lidian Ahmadineyad y Musaví es en realidad una reedición de la lucha que libran por el control de la República Islámica el líder supremo y el segundo hombre más poderoso de Irán, el ayatolá Alí Akbar Hachemí Rafsanyaní. Esto queda claro en el momento en que Ahmadineyad atacó a Rafsanyaní y Mohamed Jatamí por apoyar la candidatura de Musaví.

Los clérigos representan a la vieja guardia de la revolución, una generación que no permite la apertura y modernidad para mantener su poder e influencia. Esa generación de revolucionarios de primera hora de la que han salido los reformistas más radicales. Ahmadineyad representa una segunda hornada. Eran más jóvenes cuando tuvo lugar la revolución, se curtieron en la guerra contra Irak y han llegado al poder mucho más influidos por la experiencia militar (que según un amigo iraní se expresa en la militarización del Estado y ante la censura de los medios de comunicación, pues quizá se hable de una dictadura).

La batalla por el futuro de Irán no se está librando en las calles de Teherán. La verdadera batalla es una partida de ajedrez entre Jamenei y Rafsanyaní. Pero llegado el momento ninguno de los dos va a poder ignorar el peso de los iraníes en las calles, donde ya han muerto 15 personas.

domingo, 14 de junio de 2009

"Vals con Bashir", a veces el horror de la guerra es mejor contarlo con dibujos


Dentro del 29 Foro Internacional de la Cineteca Nacional se estrena el documental animado “Vals con Bashir”, que cuenta la vida de un adolescente tras la guerra de Líbano en 1982, cuando tuvo lugar la terrible matanza en Sabra y Chatila, en donde miles de refugiados palestinos fueron ejecutados por parte de falangistas cristianos libaneses.

El director Ari Folman, que cumplía el servicio militar en el ejército israelí durante la masacre, reconstruye los recuerdos de compañeros, periodistas y testigos del desastre, una experiencia en primera persona que pone al descubierto el papel de las fuerzas armadas hebreas como responsables de lo que sucedió.



La utilización de las distintas técnicas de animación ─tridimensional, flash, tradicional─ sirve al cineasta como herramienta para recrear los abundantes pasajes oníricos que empapan la trama y se traducen en trastornos psicológicos. El director ha comentado al respecto: "Si pienso en los temas de la película, diría que trata sobre la memoria, sobre la memoria perdida, sobre la represión, sobre adónde van nuestros recuerdos cuando los reprimimos, ¿siguen viviendo con nosotros? Trata sobre los sueños, sobre las alucinaciones y lo subconsciente, sobre todas esas cosas que sólo podemos dibujarlas...”



Coproducida por Israel, Francia y Alemania, “Vals con Bashir” es una obra valiosa, en lo artístico y en lo humano. “No quiero que los espectadores salgan del cine y digan ‘sí, este es un buen film de animación‘. Estas cosas pasaron, miles de personas fueron asesinadas, niños fueron muertos, mujeres, ancianos”, asegura el director.

"Vals con Bashir" se exhibirá este 17 y 18 de junio en la Cineteca y domingo 28 en la sala Julio Bracho del CCU.

(Dir. Ari Folman, Israel-Francia-Alemania, 2008, 90 min.)