sábado, 6 de junio de 2009
El Heavy Metal en los países musulmanes
A propósito del tan esperado concierto de Metallica en México, contextualizaré sobre cómo se vive el heavy metal en algunos países árabes, porque sí, ¡hay Heavy, Death, Black… Doom… Rock… no sólo en Egipto, sino también en el resto de países musulmanes: en Marruecos, Líbano y Siria!
Sin embargo, en algunos países como Arabia Saudita, Pakistán e incluso en Irán, los conciertos que se organizan principalmente en Alejandría, suelen ser en la Biblioteca y todo el mundo tiene que estar sentadito. Muchas son las personas que se animan a levantarse y acercarse al escenario para sentir la vibración de una guitarra atronadora o del doble bombo que algunos de los grupos egipcios empiezan a utilizar.
Si comprar música metal en Irán es misión imposible, imaginar lo que le pasaría a un joven si lo encuentran escuchándola. A los jóvenes se les niega esa libertad. La tribu metalera está jodida, pero continúan luchando, escuchando y tocando. Los hay que mueren en nombre de Allah, se les llama mártires. Y hay también quienes van a la cárcel en nombre del Metal. Son encarcelados por "adorar al diablo"… Si llevan el pelo largo, se les corta el pelo en la carcél. Esto, en Irán.
Y, ¿el sexo, el alcohol, las drogas y el Rock n’ Roll? Existe todo esto, pero de una manera más clandestina. La pena por consumo de drogas es durísima en estos países. El alcohol es más accesible, no está prohibido en Egipto (ni otros países); incluso en los lugares más fundamentalistas es posible encontrarlo.
En Egipto no sólo sorprende la presencia de féminas metaleras; cómo combinan el velo islámico con música extrema, sino la manera en que conviven el Metal con Islam: “Cuando estoy a tope, Dios no existe; cuando estoy triste rezo más”. En un concierto de metal muchísimas jóvenes con el hijab o velo islámico agitaban la cabeza de arriba abajo como una autentica heavy metalera. Son las muhajababes, de la palabra muhajaba, que lleva velo y babes. Mascara (Massive Scar Era) es el primer grupo egipcio formado solo por féminas. Hardcore Metal. Y Sherine, la cantante, sorprendería con su brutal voz.
Sin embargo, la música metal es haram. Es considerada música del Mal, está prohibida por la religión. Esta prohibido llevar camisetas, pantalones elásticos y melenas. Los hay quienes se atreven.
La cuestión es que, allá por los años 90 hubo en Egipto un movimiento que vino de Occidente y comenzó a montar fiestas y conciertos privados. Las autoridades les detuvieron y echaron la culpa, una vez más, a la mala influencia occidental, la globalización de los ateos, el peligro de Internet y de la televisión por satélite. Hace relativamente poco liberaron al político Ayman Nour en Egipto. Representa, quizás, una de las figuras de oposición al partido de Mubarak más fuerte, después de los Hermanos Musulmanes. Su agenda política es más elitista y laica, y sus hijos son dos heavies metal.
Cada año se presenta el Desert Rock Festival en Dubai y en los Emiratos Árabes Unidos, es el único festival metal de Medio Oriente. Aquí llegan gente de todas partes: Líbano, Irán, Egipto. Por este festival han pasado ya Sepultura, Iron Maiden Arch Enemy, Opeth y Testament. Cada año el festival va adquiriendo más relevancia, sobre todo porque grupos de renombre van poco a poco convenciéndose de que tienen verdaderos fans en Medio Oriente.
Fuente: soitu.es
viernes, 5 de junio de 2009
Obama busca conciliación con el mundo musulmán
El líder de Estados Unidos llega a Oriente Próximo en busca de la reconciliación con el islam. Bin Laden le recibe con una amenaza: "Obama y su Administración han plantado las semillas del odio y la venganza contra Estados Unidos".
Los caudillos terroristas no andan equivocados. Al Zawahiri y Bin Laden han identificado perfectamente a su enemigo. Con Bush vivían mejor. El anterior presidente fue el involuntario hacedor de su caudillismo. Les identificó como enemigos y les hizo mariscales del islam radical, el nacionalismo árabe y cualquier cosa que se moviera en el mundo contra Estados Unidos.
La guerra que declaró Bush, después del 11-S, fue contra el terror, pero otros se encargaron de hacer el trabajo sucio de identificar al islam como el enemigo e incluso a los árabes como si fueran alemanes y japoneses durante la II Guerra Mundial. Desaparecido el comunismo, el Occidente liderado por Bush y el islam liderado por Bin Laden, se enfrentaron en una guerra mundial asimétrica, con frentes clásicos en Afganistán, Irak, Líbano, Palestina o Somalia y otras zonas de fricción en la retaguardia, Nueva York, Washington, Londres, Madrid, Bali o Bombay: ésta es la narración implícita en los años de Bush que ahora Obama tiene la obligación de desmentir y desmontar.
Los planes para esta guerra no fueron obra exclusiva de Bush y sus neocons. La acción deconstructiva de Obama afecta a épocas y a conceptos anteriores a Bush: la idea de que el mundo evoluciona hacia un choque de civilizaciones, formulada por Samuel Huntington en 1993, por ejemplo; o la de que el terrorismo se debe al retraso de la civilización islámica, formulada por Bernard Lewis. Inicialmente también Bush utilizó la palabra cruzada para designar la nueva guerra, aunque luego quiso rectificar. Y por doquier surgieron propagandistas que consideraban al terrorismo como el brazo armado de una islamización de Europa por la inmigración.
El discurso en El Cairo es una jugada arriesgada que forma parte de un plan a su vez lleno también de riesgos. Aunque las palabras de Obama realcen un poco más la imagen de Estados Unidos entre árabes y musulmanes, no la cambiarán de la noche a la mañana. Para que suceda, se necesita algo más que palabras y sin mucha dilación, a riesgo de que su prodigiosa ascensión no empiece a convertirse en caída. Sin buenas y urgentes noticias de Medio Oriente, Obama no ganará a Osama.
Los caudillos terroristas no andan equivocados. Al Zawahiri y Bin Laden han identificado perfectamente a su enemigo. Con Bush vivían mejor. El anterior presidente fue el involuntario hacedor de su caudillismo. Les identificó como enemigos y les hizo mariscales del islam radical, el nacionalismo árabe y cualquier cosa que se moviera en el mundo contra Estados Unidos.
La guerra que declaró Bush, después del 11-S, fue contra el terror, pero otros se encargaron de hacer el trabajo sucio de identificar al islam como el enemigo e incluso a los árabes como si fueran alemanes y japoneses durante la II Guerra Mundial. Desaparecido el comunismo, el Occidente liderado por Bush y el islam liderado por Bin Laden, se enfrentaron en una guerra mundial asimétrica, con frentes clásicos en Afganistán, Irak, Líbano, Palestina o Somalia y otras zonas de fricción en la retaguardia, Nueva York, Washington, Londres, Madrid, Bali o Bombay: ésta es la narración implícita en los años de Bush que ahora Obama tiene la obligación de desmentir y desmontar.
Los planes para esta guerra no fueron obra exclusiva de Bush y sus neocons. La acción deconstructiva de Obama afecta a épocas y a conceptos anteriores a Bush: la idea de que el mundo evoluciona hacia un choque de civilizaciones, formulada por Samuel Huntington en 1993, por ejemplo; o la de que el terrorismo se debe al retraso de la civilización islámica, formulada por Bernard Lewis. Inicialmente también Bush utilizó la palabra cruzada para designar la nueva guerra, aunque luego quiso rectificar. Y por doquier surgieron propagandistas que consideraban al terrorismo como el brazo armado de una islamización de Europa por la inmigración.
El discurso en El Cairo es una jugada arriesgada que forma parte de un plan a su vez lleno también de riesgos. Aunque las palabras de Obama realcen un poco más la imagen de Estados Unidos entre árabes y musulmanes, no la cambiarán de la noche a la mañana. Para que suceda, se necesita algo más que palabras y sin mucha dilación, a riesgo de que su prodigiosa ascensión no empiece a convertirse en caída. Sin buenas y urgentes noticias de Medio Oriente, Obama no ganará a Osama.
jueves, 4 de junio de 2009
Kabuli Kid, un niño perdido en Afganistán
En el Afganistán de ahora (dominado por los talibanes y la creciente obsesión de Estados Unidos por combatirlos), una mujer abandona a su bebé recién nacido en un taxi propiedad de Khaled. Él se queda solo con el bebé, un niño de 6 meses. Así comienza la historia de Kabuli Kid del director afgano Barmak Akram, un viaje lleno de sobresaltos, caótico y cómico a través de una ciudad que a su vez intenta sobrevivir.
El filme cuestiona lo que significa ser mujer en el régimen taliban: “La figura de la madre es central”, agrega Akram, “pero no me interesa el estereotipo de la mujer con velo, más bien quise tratar el problema universal de dar a luz a un hijo”. Asimismo, Kabuli Kid no sólo refleja cómo el hombre desea deshacerse de la criatura y le toma cariño. Allí se filtran quejas actuales a las tropas estadounidenses pero también a las rusas y paquistaníes que asolaron la región.
Kabuli Kid se exhibirá en la Cineteca Nacional dentro del 29 Foro Internacional, los días 8 y 9 de junio. Mas información en: Cineteca Nacional, Foro 29
(Barmak Akram, Francia-Afganistán, 2008, 94 min.)
PUCHA PARA VER EL TRAILER
miércoles, 3 de junio de 2009
Obama busca un acercamiento hacia pueblo musulmán
El presidente de los Estados Unidos, ha iniciado una gira que incluirá Egipto, Alemania y Francia, y ha expresado su confianza en que la colaboración entre su país y Arabia Saudí "producirá resultados". Obama tras reunirse con el rey Abdalá bin Abdulaziz llega con varios objetivos en su agenda: un acuerdo entre palestinos e israelíes, abrir una nueva era de relaciones de Estados Unidos con el mundo islámico y contener el programa nuclear de Irán.
Según Obama, "era muy importante venir a este lugar donde comenzó el Islam y buscar el asesoramiento de Su Majestad y abordar con él muchos de los asuntos a los que nos enfrentamos en Oriente Medio. Tengo confianza en que, colaborando, Estados Unidos y Arabia Saudí pueden lograr progresos en toda una serie de asuntos e intereses mutuos".
Si ayer fue Al Zawahiri, número dos de Al Qaeda, hoy ha sido Osama Bin Laden quien ha amenazado a Barack Obama justo cuando había aterrizado en Arabia Saudí, la primera de sus paradas dentro de una gira que incluirá Egipto, Alemania y Francia. Apenas el presidente estadounidense ha pisado tierra a su llegada a Riad, capital de Arabía Saudí, Al Qaeda ha difundido, a través de Al Yazeera, un vídeo en el que Osama Bin Laden critica a Obama por sus políticas hacia los países musulmanes. "Obama y su administración han plantado las semillas para la revancha contra Estados Unidos", asegura el líder integrista, que segùn èl, mantiene la misma política contra los musulmanes que llevó a cabo Bush.
Riad puede ser, políticamente y estratégicamente, la etapa más importante de este viaje. La posición saudí es crucial para movilizar al mundo árabe y con vistas a otras crisis como Irán y Pakistán. Mientras el número dos de Al Qaeda, Al Zawahiri, llamó ayer a sus compatriotas a levantarse contra la visita de Obama. "Pueblo egipcio libre, honrado y honorable y muyahidines; permanecer unidos frente a este criminal".
martes, 2 de junio de 2009
Ser musulmán después del 11-S (IV)
La expansión del Islam
(Cuarta y última parte)
La migración ha favorecido a la expansión de esta religión. En Europa hoy se encuentran 15 millones de musulmanes y 6 millones en Estados Unidos, mientras el mundo árabe tiene el 20 por ciento de practicantes según datos del Journal News de la televisora DW-WORLD.
Aunque son un grupo significativo en Europa, en la región se vive con el miedo a un ataque terrorista y se desconfía de los musulmanes residentes en la zona. Kadriye Aydin, una joven de origen turco, nacida en Alemania declaró a la televisión alemana Deutsche Welle que “ella misma es un producto de la cultura occidental pero también de la cultura oriental de sus padres. Pide tolerancia y respeto, porque son los principios de un islamismo europeo: un islamismo que no está en contradicción con la democracia y la modernidad, sino que se integra activamente en la vida social europea”.
Según la Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS) muchos musulmanes radicados en Estados Unidos y Canadá han sido objeto de burlas, insultos y ataques, preocupados porque sus datos personales estén en manos de agentes de inteligencia o sus teléfonos sean interceptados. Tal es el caso de la periodista Fatima Najm que obtuvo la nacionalidad canadiense y es una musulmana de la rama sunita. En el 2006 cuestionó al Servicio Canadiense de Inteligencia y Seguridad por referirse en su página web a los musulmanes sunitas como “el problema detrás del terrorismo”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos afirma que la nueva forma de racismo contra musulmanes es representado en el término “islamofobia”. ¿Qué como se manifiesta esta reacción? De manera creciente, todas las encuestas sociológicas nacionales e internacionales muestran un sentimiento de rechazo hacia los musulmanes, así como una espiral de discriminación hacia los musulmanes en las relaciones laborales, la vivienda y la educación. La emergencia del terrorismo internacional también ha alimentado este fenómeno
En el 2004, agentes encubiertos del FBI arrestaron a dos líderes de una mezquita en Albany, Nueva York acusados de aceptar unirse a agentes encubiertos en una conspiración terrorista. Los religiosos Yassin Aref y Mohammed Musharraf Hossain fueron engañados por agentes del FBI quienes ofrecieron la venta de unos morteros.
El entonces gobernador de Nueva York, George Pataki, afirmó: “El hecho es que hay terroristas entre nosotros, quienes quieren involucrarse en actos para atacarnos y quitarnos nuestras libertades”.
Fatima Najm señala al IPS: “Sin duda, hay otras mejores formas de mantener al público informado que no sea pintarnos a todos del mismo color. El problema con una retórica como ésta es que crea un escenario conflictivo. De esta manera, los musulmanes de Canadá o Estados Unidos nos sentiremos cada vez menos aceptados y habrá cada vez más resentimiento”.
Margarita Reyna Ruiz, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y especialista en el tema religioso considera que existen una serie de imprecisiones sobre el islamismo, la religión monoteísta más joven, por la falta de conocimiento del tema en los medios de comunicación. “A partir del 11-S, estos términos religiosos se comienzan a escuchar indiscriminadamente en el mundo. El fundamentalismo e integrismo se ligan irremediablemente con el terrorismo y el régimen Talibán, por la extraordinaria cobertura de los medios”, afirma.
¿Si los términos integrismo y fundamentalismo surgen en la cultura occidental, entonces cómo el régimen talibán se inscribe en la cultura islámica? “Los talibán pertenecen al islamismo, pero poco tienen que ver con esta religión como tal. Su visión es reductora, politizada, utilizan ideológicamente a la religión para conquistar y detentar el poder. En el nombre de Dios conquistan el poder.
Cuando hablamos de estos regimenes estamos hablando de una imposición autoritaria, en las que aparentemente se regresan a las costumbres puras, originales, que le dan identidad a un pueblo musulmán, pero en el fondo están justificando ideológicamente en el nombre de Alá la implantación de un régimen autoritario”.
¿Se han convertido estos grupos en un problema? No, el problema no es como se les denomine a estos grupos sino captar la práctica real y ser capaces de distinguir las deformaciones de tipo religioso.
(Cuarta y última parte)
La migración ha favorecido a la expansión de esta religión. En Europa hoy se encuentran 15 millones de musulmanes y 6 millones en Estados Unidos, mientras el mundo árabe tiene el 20 por ciento de practicantes según datos del Journal News de la televisora DW-WORLD.
Aunque son un grupo significativo en Europa, en la región se vive con el miedo a un ataque terrorista y se desconfía de los musulmanes residentes en la zona. Kadriye Aydin, una joven de origen turco, nacida en Alemania declaró a la televisión alemana Deutsche Welle que “ella misma es un producto de la cultura occidental pero también de la cultura oriental de sus padres. Pide tolerancia y respeto, porque son los principios de un islamismo europeo: un islamismo que no está en contradicción con la democracia y la modernidad, sino que se integra activamente en la vida social europea”.
Según la Agencia de Noticias Inter Press Service (IPS) muchos musulmanes radicados en Estados Unidos y Canadá han sido objeto de burlas, insultos y ataques, preocupados porque sus datos personales estén en manos de agentes de inteligencia o sus teléfonos sean interceptados. Tal es el caso de la periodista Fatima Najm que obtuvo la nacionalidad canadiense y es una musulmana de la rama sunita. En el 2006 cuestionó al Servicio Canadiense de Inteligencia y Seguridad por referirse en su página web a los musulmanes sunitas como “el problema detrás del terrorismo”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos afirma que la nueva forma de racismo contra musulmanes es representado en el término “islamofobia”. ¿Qué como se manifiesta esta reacción? De manera creciente, todas las encuestas sociológicas nacionales e internacionales muestran un sentimiento de rechazo hacia los musulmanes, así como una espiral de discriminación hacia los musulmanes en las relaciones laborales, la vivienda y la educación. La emergencia del terrorismo internacional también ha alimentado este fenómeno
En el 2004, agentes encubiertos del FBI arrestaron a dos líderes de una mezquita en Albany, Nueva York acusados de aceptar unirse a agentes encubiertos en una conspiración terrorista. Los religiosos Yassin Aref y Mohammed Musharraf Hossain fueron engañados por agentes del FBI quienes ofrecieron la venta de unos morteros.
El entonces gobernador de Nueva York, George Pataki, afirmó: “El hecho es que hay terroristas entre nosotros, quienes quieren involucrarse en actos para atacarnos y quitarnos nuestras libertades”.
Fatima Najm señala al IPS: “Sin duda, hay otras mejores formas de mantener al público informado que no sea pintarnos a todos del mismo color. El problema con una retórica como ésta es que crea un escenario conflictivo. De esta manera, los musulmanes de Canadá o Estados Unidos nos sentiremos cada vez menos aceptados y habrá cada vez más resentimiento”.
Margarita Reyna Ruiz, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y especialista en el tema religioso considera que existen una serie de imprecisiones sobre el islamismo, la religión monoteísta más joven, por la falta de conocimiento del tema en los medios de comunicación. “A partir del 11-S, estos términos religiosos se comienzan a escuchar indiscriminadamente en el mundo. El fundamentalismo e integrismo se ligan irremediablemente con el terrorismo y el régimen Talibán, por la extraordinaria cobertura de los medios”, afirma.
¿Si los términos integrismo y fundamentalismo surgen en la cultura occidental, entonces cómo el régimen talibán se inscribe en la cultura islámica? “Los talibán pertenecen al islamismo, pero poco tienen que ver con esta religión como tal. Su visión es reductora, politizada, utilizan ideológicamente a la religión para conquistar y detentar el poder. En el nombre de Dios conquistan el poder.
Cuando hablamos de estos regimenes estamos hablando de una imposición autoritaria, en las que aparentemente se regresan a las costumbres puras, originales, que le dan identidad a un pueblo musulmán, pero en el fondo están justificando ideológicamente en el nombre de Alá la implantación de un régimen autoritario”.
¿Se han convertido estos grupos en un problema? No, el problema no es como se les denomine a estos grupos sino captar la práctica real y ser capaces de distinguir las deformaciones de tipo religioso.
domingo, 31 de mayo de 2009
Ser musulmán después del 11-S (III)
La construcción de un enemigo
(Tercera parte)
Nuestra existencia cobra sentido a partir del reconocimiento del Otro. El encuentro y diálogo con personas diferentes, la interacción y relación entre sus culturas son experiencias que han permitido la convivencia entre sujetos y por ende la perpetuación de su especie.
Ryszard Kapuscinski afirmaba que entender al Otro es meterse en su piel, sentir lo que el Otro siente, colocarse en pie de igualdad, mantener un diálogo y hacerse responsable de él. Hoy se tiende ver al Otro como un extraño, alguien que puede atentar contra nuestra cultura e identidad. Un extraño a quien tenemos la oportunidad de abrirle o cerrarle las puertas, invitarlo a dialogar y entenderlo o a quien podemos privar de su libertad de expresión y matar. Un “extraño” llamado musulmán.
Después de los ataques a las torres gemelas el 11-S, el Islam se convirtió en el nuevo objetivo ideológico al asociarlo con actos terroristas y atribuirle conceptos como el fundamentalismo e integrismo, términos que nacieron en Estados Unidos e Israel.
En consecuencia, quienes profesan el Islam -los musulmanes- volvieron a ser el foco de atención. La “religiosidad que lleva al fanatismo”, la intolerancia, la ignorancia y la fuerte oposición a Occidente son elementos que Estados Unidos utilizó para construir una imagen diferente y negativa del mundo musulmán diseminándolos en un espacio mediático.
Estados Unidos creó un potencial enemigo del que defender a la humanidad y justificar sus acciones militares. Edward W. Said en su libro Crónicas Palestinas afirma que los estrategas estadounidenses al ver que su contrario de la Guerra Fría desaparecía, iniciaron la búsqueda de nuevos “enemigos oficiales”. Después de estudiar y analizar las grandes culturas contemporáneas llegaron a la conclusión de que el enemigo de la causa estadounidense era el Islam al que consideraron “el origen del terror y del fundamentalismo”.
Los ataques contra Nueva York y Washington estimularon un sentimiento de odio contra el todo musulmán en donde se amalgó una retórica opuesta al Islam: terrorismo, islamismo rigorista y reivindicaciones guerreras en el nombre de Alá.
La idea de que todo musulmán es terrorista se ve legitimada por la retórica de los medios que termina por instalar en las mentes el miedo, el terror y la sensación de peligro. En el articulo el Islam y representaciones mediáticas de la revista Cidob d’afersinternacionals, el investigador Mohamed Bensalah asevera que los medios lo aprovechan todo; desde los crímenes más sórdidos del derecho común hasta las noticias más peregrinas. Su victoria se completa cuando los dramas, crímenes y exacciones que les son imputadas son profundamente mediatizados.
Los medios desempeñan papeles discutibles no sólo en la presentación y en la reinterpretación de acontecimientos, sino también en su producción, de ahí que adopten la sistematización de discursos rencorosos y racistas que llevan al rechazo del Otro, ya sea árabe o musulmán.
Ejemplo de ello es el filme contra el Islam que difundió en marzo pasado el legislador holandés Geert Wilders, en donde insta a “frenar la islamización y defender las libertades”. Desde el punto de vista del contenido, la cinta no va más allá de lo que Wilders ha sostenido desde hace tiempo: la política occidental cierra los ojos ante la amenaza que representa el Islam, mientras los reportes indican que el número de musulmanes en el continente europeo muestra un crecimiento constante.
Si bien los medios ofrecen muchos paralelismos, en México, ABC Radio 760 AM se ha encargado de difundir información sobre el Islam y la cultura musulmana en el programa matutino A la Vanguardia conducido por Gabriela López González. Cada sábado invitan a integrantes del Centro Educativo de la Comunidad Musulmana para discutir temas relacionados con la religión, brindar información sobre las actividades de dicho centro e interactuar con el público respondiendo a las preguntas de la comunidad no musulmana que desea conocer y acercarse al Islam.
(Tercera parte)
Nuestra existencia cobra sentido a partir del reconocimiento del Otro. El encuentro y diálogo con personas diferentes, la interacción y relación entre sus culturas son experiencias que han permitido la convivencia entre sujetos y por ende la perpetuación de su especie.
Ryszard Kapuscinski afirmaba que entender al Otro es meterse en su piel, sentir lo que el Otro siente, colocarse en pie de igualdad, mantener un diálogo y hacerse responsable de él. Hoy se tiende ver al Otro como un extraño, alguien que puede atentar contra nuestra cultura e identidad. Un extraño a quien tenemos la oportunidad de abrirle o cerrarle las puertas, invitarlo a dialogar y entenderlo o a quien podemos privar de su libertad de expresión y matar. Un “extraño” llamado musulmán.
Después de los ataques a las torres gemelas el 11-S, el Islam se convirtió en el nuevo objetivo ideológico al asociarlo con actos terroristas y atribuirle conceptos como el fundamentalismo e integrismo, términos que nacieron en Estados Unidos e Israel.
En consecuencia, quienes profesan el Islam -los musulmanes- volvieron a ser el foco de atención. La “religiosidad que lleva al fanatismo”, la intolerancia, la ignorancia y la fuerte oposición a Occidente son elementos que Estados Unidos utilizó para construir una imagen diferente y negativa del mundo musulmán diseminándolos en un espacio mediático.
Estados Unidos creó un potencial enemigo del que defender a la humanidad y justificar sus acciones militares. Edward W. Said en su libro Crónicas Palestinas afirma que los estrategas estadounidenses al ver que su contrario de la Guerra Fría desaparecía, iniciaron la búsqueda de nuevos “enemigos oficiales”. Después de estudiar y analizar las grandes culturas contemporáneas llegaron a la conclusión de que el enemigo de la causa estadounidense era el Islam al que consideraron “el origen del terror y del fundamentalismo”.
Los ataques contra Nueva York y Washington estimularon un sentimiento de odio contra el todo musulmán en donde se amalgó una retórica opuesta al Islam: terrorismo, islamismo rigorista y reivindicaciones guerreras en el nombre de Alá.
La idea de que todo musulmán es terrorista se ve legitimada por la retórica de los medios que termina por instalar en las mentes el miedo, el terror y la sensación de peligro. En el articulo el Islam y representaciones mediáticas de la revista Cidob d’afersinternacionals, el investigador Mohamed Bensalah asevera que los medios lo aprovechan todo; desde los crímenes más sórdidos del derecho común hasta las noticias más peregrinas. Su victoria se completa cuando los dramas, crímenes y exacciones que les son imputadas son profundamente mediatizados.
Los medios desempeñan papeles discutibles no sólo en la presentación y en la reinterpretación de acontecimientos, sino también en su producción, de ahí que adopten la sistematización de discursos rencorosos y racistas que llevan al rechazo del Otro, ya sea árabe o musulmán.
Ejemplo de ello es el filme contra el Islam que difundió en marzo pasado el legislador holandés Geert Wilders, en donde insta a “frenar la islamización y defender las libertades”. Desde el punto de vista del contenido, la cinta no va más allá de lo que Wilders ha sostenido desde hace tiempo: la política occidental cierra los ojos ante la amenaza que representa el Islam, mientras los reportes indican que el número de musulmanes en el continente europeo muestra un crecimiento constante.
Si bien los medios ofrecen muchos paralelismos, en México, ABC Radio 760 AM se ha encargado de difundir información sobre el Islam y la cultura musulmana en el programa matutino A la Vanguardia conducido por Gabriela López González. Cada sábado invitan a integrantes del Centro Educativo de la Comunidad Musulmana para discutir temas relacionados con la religión, brindar información sobre las actividades de dicho centro e interactuar con el público respondiendo a las preguntas de la comunidad no musulmana que desea conocer y acercarse al Islam.
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