Por Pablo Ordaz
Adrián tenía 17 años y había sido galardonado por su buen rendimiento escolar. La noche del sábado, él y otros 60 amigos de su misma edad celebraban una fiesta en el número 1.310 de la calle Viñas del Portal, en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez. Sobre la medianoche, un grupo de sicarios llegó al lugar a bordo de siete camionetas. Sin mediar palabra, los encapuchados la emprendieron a tiros contra los adolescentes. Trece murieron. Uno de ellos era Adrián. Su abuelo, que había escuchado los disparos, llegó corriendo al lugar: "Se murió en mis brazos".
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Adrián tenía 17 años y había sido galardonado por su buen rendimiento escolar. La noche del sábado, él y otros 60 amigos de su misma edad celebraban una fiesta en el número 1.310 de la calle Viñas del Portal, en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez. Sobre la medianoche, un grupo de sicarios llegó al lugar a bordo de siete camionetas. Sin mediar palabra, los encapuchados la emprendieron a tiros contra los adolescentes. Trece murieron. Uno de ellos era Adrián. Su abuelo, que había escuchado los disparos, llegó corriendo al lugar: "Se murió en mis brazos".
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