viernes, 11 de septiembre de 2009
Disarm Now!
Trabajemos por la paz y el desarrollo ¡Desarme Ahora! La 62 Conferencia del Departamento de Información Pública de la ONU para Organizaciones no Gubernamentales sobre la Paz y el Desarrollo realizada en México.
Más información en: http://www.un.org/dpi/ngosection/conference/
jueves, 10 de septiembre de 2009
Mexico: Disarm Now! for Peace and Development
Irónico. La 62 Conferencia del Departamento de Información Pública de la ONU para Organizaciones no Gubernamentales sobre la Paz y el Desarrollo realizada en México tiene precisamente lugar cuando México se está armando hasta las uñas. Y es que al menos 12 mil armerías se encuentran en la frontera de Estados Unidos con México, las cuales expenden y surten arsenal de “alto poder” a los narcotraficantes. Se estima que 70 por ciento de las armas aseguradas a México son manufacturadas y vendidas en Estados Unidos.
A eso le añadimos el Plan Mérida, que entre muchas cosas propone invertir 104 millones de dólares para la compra de helicópteros, armas y equipo de visión nocturna disque para combatir a los cárteles de la droga. Pero no preocupéis porque la industria de armas mundial involucra 100 mil millones de dólares.
Palabras bonitas. En la conferencia sobre desarme, Ban Ki Moon urgió a los Estados Partes del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, 1968) a negociar de buena fe un acuerdo para librar al mundo de los arsenales nucleares y convencionales y a la sociedad civil a presionar a los lideres del mundo a detener la industria de armas mundial.
Mientras, la canciller Patricia Espinosa consideró inhumano desperdiciar en armamento recursos fundamentales para el desarrollo de las personas. (¿Porque no canalizar el dinero de la Iniciativa Mérida para combatir la pobreza?). Agregó que “las armas nucleares son una amenaza para la paz y la seguridad internacionales y una amenaza intolerable para la supervivencia humana”.
Y en eso no se equivoca, en el contexto de la campaña calderonista en contra del narco, se ha incrementado la cantidad de abusos graves cometidos por las fuerzas castrenses, como violaciones sexuales, asesinatos, torturas, desapariciones y detenciones arbitrarias.
En esta actividad protocolaria la única persona cuerda era Jody Williams, Premio Nobel de la Paz, quien exigió al gobierno de Barak Obama un compromiso serio para acabar con el poderío nuclear de Estados Unidos.
Recordemos que a partir de 2007 hay un consenso internacional para que Washington encabece el desarme nuclear, y en esa línea parece encaminarse el discurso de Barack Obama, quien el próximo 24 de septiembre presidirá la Cumbre del Consejo de Seguridad sobre Desarme. Acá un vistazo al discurso del presidente estadounidense en Praga, 5 de abril de 2009:
“Algunos dicen que la proliferación de estas armas (nucleares) no se puede detener, no se puede controlar, que estamos destinados a vivir en un mundo en el que más naciones y más personas posean los medios definitivos de destrucción. Este fatalismo es un adversario mortal, puesto que si creemos que la proliferación de armas nucleares es inevitable, entonces estaremos admitiendo que el uso de estas armas es inevitable".
Ya veremos en que acaba todo este choro que cuenta con la participación de 1.600 representantes de organizaciones no gubernamentales de 75 países, que durante tres días han llevado a cabo 24 talleres de trabajo, diálogos interactivos, exhibiciones de fotografías y murales en diferentes puntos de la capital mexicana.
A eso le añadimos el Plan Mérida, que entre muchas cosas propone invertir 104 millones de dólares para la compra de helicópteros, armas y equipo de visión nocturna disque para combatir a los cárteles de la droga. Pero no preocupéis porque la industria de armas mundial involucra 100 mil millones de dólares.
Palabras bonitas. En la conferencia sobre desarme, Ban Ki Moon urgió a los Estados Partes del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, 1968) a negociar de buena fe un acuerdo para librar al mundo de los arsenales nucleares y convencionales y a la sociedad civil a presionar a los lideres del mundo a detener la industria de armas mundial.
Mientras, la canciller Patricia Espinosa consideró inhumano desperdiciar en armamento recursos fundamentales para el desarrollo de las personas. (¿Porque no canalizar el dinero de la Iniciativa Mérida para combatir la pobreza?). Agregó que “las armas nucleares son una amenaza para la paz y la seguridad internacionales y una amenaza intolerable para la supervivencia humana”.
Y en eso no se equivoca, en el contexto de la campaña calderonista en contra del narco, se ha incrementado la cantidad de abusos graves cometidos por las fuerzas castrenses, como violaciones sexuales, asesinatos, torturas, desapariciones y detenciones arbitrarias.
En esta actividad protocolaria la única persona cuerda era Jody Williams, Premio Nobel de la Paz, quien exigió al gobierno de Barak Obama un compromiso serio para acabar con el poderío nuclear de Estados Unidos.
Recordemos que a partir de 2007 hay un consenso internacional para que Washington encabece el desarme nuclear, y en esa línea parece encaminarse el discurso de Barack Obama, quien el próximo 24 de septiembre presidirá la Cumbre del Consejo de Seguridad sobre Desarme. Acá un vistazo al discurso del presidente estadounidense en Praga, 5 de abril de 2009:
“Algunos dicen que la proliferación de estas armas (nucleares) no se puede detener, no se puede controlar, que estamos destinados a vivir en un mundo en el que más naciones y más personas posean los medios definitivos de destrucción. Este fatalismo es un adversario mortal, puesto que si creemos que la proliferación de armas nucleares es inevitable, entonces estaremos admitiendo que el uso de estas armas es inevitable".
Ya veremos en que acaba todo este choro que cuenta con la participación de 1.600 representantes de organizaciones no gubernamentales de 75 países, que durante tres días han llevado a cabo 24 talleres de trabajo, diálogos interactivos, exhibiciones de fotografías y murales en diferentes puntos de la capital mexicana.
martes, 8 de septiembre de 2009
Cuando el narco alcanzó a Medina Mora
A sólo cuatro días después de que Calderón anunciara, durante su tercer informe de Gobierno, una renovación profunda para cambiar México, el presidente decidió prescindir de Eduardo Medina Mora (que al principio de su mandato tenía la hercúlea misión de combatir al narco).
Al parecer el destino (o el narco) alcanzó a Medina Mora, quien hace unos meses admitió que cuando el actual gobierno llegó al poder se percató de que el poder del narcotráfico era tal que estaba llegando a tocar las puertas del Estado. "Estamos realizando una investigación muy profunda que ha llevado a mandos muy importantes de la fiscalía y también de la policía federal a la cárcel. Hemos visto la capacidad del narcotráfico para lograr información anticipada de operaciones que se iban a realizar", declaró en entrevista a El País.
Al parecer el destino (o el narco) alcanzó a Medina Mora, quien hace unos meses admitió que cuando el actual gobierno llegó al poder se percató de que el poder del narcotráfico era tal que estaba llegando a tocar las puertas del Estado. "Estamos realizando una investigación muy profunda que ha llevado a mandos muy importantes de la fiscalía y también de la policía federal a la cárcel. Hemos visto la capacidad del narcotráfico para lograr información anticipada de operaciones que se iban a realizar", declaró en entrevista a El País.
Y si bien hay policías en la frontera norte que ya fueron privatizados por el narcotráfico, como señala el reportaje, qué se puede esperar de gobernantes relacionados intímamente con la mafia.
Acá una parte de la entrevista al ex procurador general de la República, Medina Mora:
"El crimen organizado estaba tocando a las puertas del Estado"
No hace mucho, en un periódico mexicano apareció una viñeta en la que se veía al diablo muy preocupado, charlando con un colega sobre la situación de violencia que sufre el país. "Durante décadas", venía a decir, "temimos que se colombianizara México, ahora lo que nos da miedo es que se mexicanice el infierno...". Así que la primera pregunta, la que aquí se hace hasta el demonio, es obvia.
Pregunta. ¿Qué está pasando en México?
Respuesta. La situación actual responde a una evolución de dos fenómenos que, si bien no surgieron juntos, sí conviven de una manera un tanto perversa. De una parte, este país nunca se planteó con suficiente seriedad la construcción de instituciones policiales y de procuración de justicia realmente transparentes. En el pasado tuvimos circunstancias de seguridad pública que se percibían mejores, pero eso no necesariamente respondía a una estructuración institucional pertinente. El modelo funcionaba para algunos ciudadanos, pero era un modelo de delincuencia administrada. El crimen organizado desde el poder. Y ese modelo fue liquidado en los ochenta, pero no se sustituyó por unas instituciones sólidas. No las tenemos. La principal característica del problema de seguridad es su debilidad institucional. Otro factor que ha contribuido es resultado del proceso de evolución política, de la desconcentración del poder. El Ejecutivo anterior era muy fuerte, basado en las atribuciones que la Constitución le da al presidente pero también en poderes metaconstitucionales. Y cuando el país entró en una circunstancia democrática más clara, muchos de esas reglas dejaron de funcionar. El poder se descentralizó. No siempre en un sentido virtuoso. Por ejemplo, México tiene una enorme fragmentación policial. Este Estado es federal, y cada ayuntamiento, cada municipio tiene la potestad constitucional de construir su fuerza pública. Hay más de 1.640 corporaciones policiales en el país.
"El crimen organizado estaba tocando a las puertas del Estado"
No hace mucho, en un periódico mexicano apareció una viñeta en la que se veía al diablo muy preocupado, charlando con un colega sobre la situación de violencia que sufre el país. "Durante décadas", venía a decir, "temimos que se colombianizara México, ahora lo que nos da miedo es que se mexicanice el infierno...". Así que la primera pregunta, la que aquí se hace hasta el demonio, es obvia.
Pregunta. ¿Qué está pasando en México?
Respuesta. La situación actual responde a una evolución de dos fenómenos que, si bien no surgieron juntos, sí conviven de una manera un tanto perversa. De una parte, este país nunca se planteó con suficiente seriedad la construcción de instituciones policiales y de procuración de justicia realmente transparentes. En el pasado tuvimos circunstancias de seguridad pública que se percibían mejores, pero eso no necesariamente respondía a una estructuración institucional pertinente. El modelo funcionaba para algunos ciudadanos, pero era un modelo de delincuencia administrada. El crimen organizado desde el poder. Y ese modelo fue liquidado en los ochenta, pero no se sustituyó por unas instituciones sólidas. No las tenemos. La principal característica del problema de seguridad es su debilidad institucional. Otro factor que ha contribuido es resultado del proceso de evolución política, de la desconcentración del poder. El Ejecutivo anterior era muy fuerte, basado en las atribuciones que la Constitución le da al presidente pero también en poderes metaconstitucionales. Y cuando el país entró en una circunstancia democrática más clara, muchos de esas reglas dejaron de funcionar. El poder se descentralizó. No siempre en un sentido virtuoso. Por ejemplo, México tiene una enorme fragmentación policial. Este Estado es federal, y cada ayuntamiento, cada municipio tiene la potestad constitucional de construir su fuerza pública. Hay más de 1.640 corporaciones policiales en el país.
P. Muchas de ellas infiltradas por el narcotráfico...
R. Hay policías en algunas zonas de la frontera norte que directamente fueron privatizadas por el narcotráfico. El presidente Felipe Calderón ha dicho que las organizaciones criminales en algunas de esas zonas han disputado al Estado sus potestades básicas. El derecho exclusivo al uso legítimo de la fuerza. El derecho exclusivo de cobrar impuestos -básicamente con el fenómeno de extorsión- y en alguna ocasión el derecho exclusivo de dictar normas de carácter general. Esto se produjo porque, de forma paralela al debilitamiento del Estado, los cárteles mexicanos -que tradicionalmente tenían un papel de prestación de servicio a los colombianos, de porteadores de la droga- fueron adquiriendo más poder. Se beneficiaron de dos circunstancias. Por un lado, Estados Unidos consiguió cerrar la ruta del Caribe. Por otro, Colombia logró fragmentar y reducir el poder de los cárteles tradicionales -Pablo Escobar, los Ochoa, los Rodríguez Orihuela quedaron atrás-. Todo aquello le dio un enorme poder económico al narcotráfico en México, y como consecuencia un enorme poder corruptor y un enorme poder de intimidación. Por su parte, el Estado nunca le prestó suficiente atención a esta penetración lenta, paulatina pero muy potente en el marco institucional. Nunca valoró la capacidad del crimen para destruir instituciones, sobre todo al nivel local. Y ante este panorama -con una creciente confrontación entre las organizaciones y una enorme violencia- no tuvimos ninguna alternativa más que la de combatir sin cuartel a estos grupos.
R. Hay policías en algunas zonas de la frontera norte que directamente fueron privatizadas por el narcotráfico. El presidente Felipe Calderón ha dicho que las organizaciones criminales en algunas de esas zonas han disputado al Estado sus potestades básicas. El derecho exclusivo al uso legítimo de la fuerza. El derecho exclusivo de cobrar impuestos -básicamente con el fenómeno de extorsión- y en alguna ocasión el derecho exclusivo de dictar normas de carácter general. Esto se produjo porque, de forma paralela al debilitamiento del Estado, los cárteles mexicanos -que tradicionalmente tenían un papel de prestación de servicio a los colombianos, de porteadores de la droga- fueron adquiriendo más poder. Se beneficiaron de dos circunstancias. Por un lado, Estados Unidos consiguió cerrar la ruta del Caribe. Por otro, Colombia logró fragmentar y reducir el poder de los cárteles tradicionales -Pablo Escobar, los Ochoa, los Rodríguez Orihuela quedaron atrás-. Todo aquello le dio un enorme poder económico al narcotráfico en México, y como consecuencia un enorme poder corruptor y un enorme poder de intimidación. Por su parte, el Estado nunca le prestó suficiente atención a esta penetración lenta, paulatina pero muy potente en el marco institucional. Nunca valoró la capacidad del crimen para destruir instituciones, sobre todo al nivel local. Y ante este panorama -con una creciente confrontación entre las organizaciones y una enorme violencia- no tuvimos ninguna alternativa más que la de combatir sin cuartel a estos grupos.
lunes, 7 de septiembre de 2009
"Postal": sátira sobre las Torres Gemelas
El director alemán Uwe Boll ha parodiado en su película más reciente “Postal”, uno de los grandes temas tabú de esta década: el terrorismo islámico y los atentados del 11-S. El estilo remite a una película gore y una de acción Uwe Boll que abordan la corrupción y ambición política, el fundamentalismo islámico, el terrorismo e incluso la teoría de la conspiración son objetivos de un humor negro.
Basado en el videojuego "Postal" cuyo punto de partida es la pérdida de cabales en una persona. En él el jugador va sembrando la destrucción por donde pase con el agravante de que, cuanto más cruentas sean sus acciones, más puntos obtendrá.
“Postal” narra la historia de un empleado de servicio postal que se dedica a matar con armas verdaderamente potentes. El film tiene entre sus protagonistas a Bin Laden, que está recluido en Tucson, Arizona, dirigiendo un campo de entrenamientos talibán. El propio Uwe Boll tiene un cameo en la película en una escena en la que auténticos críticos que sentían odio hacia él aparecen matándole.
“Postal” ya ha recibido fuertes críticas en Estados Unidos, pero fuera de este país, las sátiras descarnadas de Uwe Boll han tenido buena aceptación entre el público.
Acá la primera parte de la peli:
(“Postal”. Dir: Uwe Boll. Alemania/Canadá/Estados Unidos. 2007)
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