Así ven los seguidores a Zahra Boudkour
Marraquech tiene desde el año pasado en su cárcel de Boulmharez a "la presa política más joven" del país, Zahra Boudkour, de 22 años, quien ha sido victima de torturas por parte del reino.
3.000 estudiantes que reivindicaban mejoras materiales se manifestaron para reclamar mejoras de la comida y de becas. Zahra fue detenida el 15 de mayo de 2008, junto con otros supuestos 17 cabecillas, todos ellos varones, miembros de la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes, fueron detenidos y condenados a prisión por alteración del orden público. La rebelión estalló en la universidad de Cadi Ayad ya que una veintena de estudiantes sufrió una intoxicación alimentaria en el restaurante de la universidad.
La estudiante de derecho asegura que fueron torturados durante cinco días en los sótanos de la comisaría de la plaza Jamaa el Fnaa. Mientras los turistas recorrían maravillados la explanada, ella permanecía en un sótano atada y desnuda, según narró a EL PAÍS en noviembre pasado desde la cárcel cuando pudo hacerse con un móvil durante unas horas. Zahra tenía la regla, el suelo del calabozo estaba salpicado de sangre y así la contemplaron los policías que la interrogaron y sus 17 compañeros de cautiverio.
Tras ser detenida, recordó, "empezaron a golpearme, a insultarme y a amenazar con violarme". Después, en comisaría, "nos torturaron a todos durante cinco días casi ininterrumpidamente". "(...) me pegaron con una barra de hierro y uno me asfixió hasta que perdí el conocimiento".
En algunas declaraciones Zahra denuncia: "Padezco un recurrente dolor de cabeza que se acentúa cuando me la lavo", prosigue Zahra. "Supongo que está relacionado con los golpes que me dieron en comisaría con una vara de hierro". "Tengo además un problema en el útero debido a una escepticemia, pero no he logrado el permiso para que, pagándolo yo, pueda salir y hacerme un análisis en una clínica especializada.
Lo peor es la atención médica. Aquí hay enfermas, algunas escupen sangre, pero el médico sólo nos visita una vez a la semana, los viernes, aunque a veces acude con menos frecuencia".
"Esto es como un pequeño Guantánamo en versión árabe" señala Zahra quien lleva 14 meses en la cárcel de Boulmharez, y acaba de ser condenada a dos años, pero la prisión y la sentencia no han quebrado su firmeza reivindicativa. Desde la cárcel ha seguido militando a su manera compaginando huelgas de hambre con la redacción de proclamas combativas e ingenuas reproducidas por numerosas páginas webs marroquíes: "Forjaremos un camino que conduce a un futuro mejor. El camino de la victoria será largo y peligroso, pero lo recorreremos porque así nos los dicta la Historia".
Marraquech tiene desde el año pasado en su cárcel de Boulmharez a "la presa política más joven" del país, Zahra Boudkour, de 22 años, quien ha sido victima de torturas por parte del reino.
3.000 estudiantes que reivindicaban mejoras materiales se manifestaron para reclamar mejoras de la comida y de becas. Zahra fue detenida el 15 de mayo de 2008, junto con otros supuestos 17 cabecillas, todos ellos varones, miembros de la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes, fueron detenidos y condenados a prisión por alteración del orden público. La rebelión estalló en la universidad de Cadi Ayad ya que una veintena de estudiantes sufrió una intoxicación alimentaria en el restaurante de la universidad.
La estudiante de derecho asegura que fueron torturados durante cinco días en los sótanos de la comisaría de la plaza Jamaa el Fnaa. Mientras los turistas recorrían maravillados la explanada, ella permanecía en un sótano atada y desnuda, según narró a EL PAÍS en noviembre pasado desde la cárcel cuando pudo hacerse con un móvil durante unas horas. Zahra tenía la regla, el suelo del calabozo estaba salpicado de sangre y así la contemplaron los policías que la interrogaron y sus 17 compañeros de cautiverio.
Tras ser detenida, recordó, "empezaron a golpearme, a insultarme y a amenazar con violarme". Después, en comisaría, "nos torturaron a todos durante cinco días casi ininterrumpidamente". "(...) me pegaron con una barra de hierro y uno me asfixió hasta que perdí el conocimiento".
En algunas declaraciones Zahra denuncia: "Padezco un recurrente dolor de cabeza que se acentúa cuando me la lavo", prosigue Zahra. "Supongo que está relacionado con los golpes que me dieron en comisaría con una vara de hierro". "Tengo además un problema en el útero debido a una escepticemia, pero no he logrado el permiso para que, pagándolo yo, pueda salir y hacerme un análisis en una clínica especializada.
Lo peor es la atención médica. Aquí hay enfermas, algunas escupen sangre, pero el médico sólo nos visita una vez a la semana, los viernes, aunque a veces acude con menos frecuencia".
"Esto es como un pequeño Guantánamo en versión árabe" señala Zahra quien lleva 14 meses en la cárcel de Boulmharez, y acaba de ser condenada a dos años, pero la prisión y la sentencia no han quebrado su firmeza reivindicativa. Desde la cárcel ha seguido militando a su manera compaginando huelgas de hambre con la redacción de proclamas combativas e ingenuas reproducidas por numerosas páginas webs marroquíes: "Forjaremos un camino que conduce a un futuro mejor. El camino de la victoria será largo y peligroso, pero lo recorreremos porque así nos los dicta la Historia".