martes, 29 de marzo de 2011

Entendiendo el conflicto en Libia: la otra guerra de Estados Unidos

Fuerzas rebeldes ven los bombardeos en el frente de Bin Jawaad 
Hasta el momento Obama ha anunciado que la transferencia del mando en las operaciones libias se materializará el miércoles, Obama buscará tumbar a Gadafi con presiones políticas pero no militares. Ahora Estados Unidos no admitirá atropellos internacionales pero tampoco será quien lidere a las fuerzas internacionales.

Tal vez, Estados Unidos se ha dado cuenta que arriesgar soldados y recursos no es viable cuando sigue empantanado en Irak con 50 000 soldados, en Afganistán con 100 000 y en el golfo pérsico con 35 000 soldados. En su interés humanitario puede “ayudar” al pueblo libio pero no enfrascarse en una guerra cuando también se le ha recortado 53.000 millones de euros de gasto al Pentágono.

Rebeldes celebran la captura de un vehículo militar en Bengazi

Sin saber muy bien cómo actuar, Estados Unidos y Francia intervinieron en Libia protagonizando una lucha sin conocer quienes son realmente los rebeldes libios. El jefe supremo de las fuerzas de la OTAN, almirante James Stavridis, afirmó en una comparecencia ante el Senado de Estados Unidos que se han detectado "indicios" de la presencia de elementos de Al Qaeda o Hezbolá entre las fuerzas rebeldes. "Estamos analizando muy de cerca el contenido, composición, las personalidades de los líderes de la oposición", explicó.

No vaya a ser que la comunidad internacional esté apoyando a un monstruo que después se convierta en un dolor de cabeza, tal y como sucedió cuando Estados Unidos respaldo a los mujaidines en su resistencia contra la intervención soviética en Afganistán en los años 80. Y ahora los mujaidines convertidos en Al Qaeda han creado una jihad contra Estados Unidos y contra todos aquellos que considera aliados de los estadounidenses.

Cabe recordar que la población de Líbano está dividida en tribus y clanes que obedecían a sus lideres, mismos que mantenían relaciones clientelares con el régimen de Gadafi. El ejército era otra cosa, sólo respondía a órdenes oficiales, de ahí que el ejército y la población hayan estado fragmentados durante los 42 años de dictadura.

Muamar Gadafi

Me parece increíble que Muamar Gadafi, continúe atacando a su propio pueblo que no cuenta con medios de defensa y que Gadafi está dispuesto a ejercer toda la violencia necesaria para mantener el poder, aun cuando ya suman más de 10.000 muertos según el representante libio de la Corte Penal Internacional.

La situación de los refugiados también es desoladora, más de 20.000 personas se han concentrado en la frontera oeste de Libia, en el puesto de Ras el Adjir. La mayoría son egipcios (la mano de obra de un país con tasas de desempleo del 30%) han escapado de las ciudades del oeste donde se producían los ataques. Unos 150.000 refugiados han ido a ese lado y buscan la forma de regresar a sus países.

También la situación precaria de algunas ciudades se agrava: las remesas de dinares procedentes de Trípoli son raquíticas; la extracción de petróleo ha caído el 75%, escasean los alimentos y las escuelas han cerrado desde el 15 de febrero, cuando estalló la revuelta. En los hospitales falta anestesia, antibióticos y leche para niños. La guerra se ha llevado todo lo que a duras penas se había construido injustamente.

Rebeldes a las afueras de Ajdabiya

Pero imaginemos: si el movimiento popular triunfa daría paso a un régimen democrático y pacífico, tendría que construirse un Parlamento, instituciones, partidos políticos, que va más allá de un embargo económico o de armas al régimen actual.

Si Gadafi no se va, habrá una división de facto del país o una situación de guerra civil permanente: inestabilidad, inseguridad en el suministro energético y el sufrimiento de la población libia que ya se traduce en las violaciones de derechos humanos, asesinatos de inocentes y en una emigración masiva. Ojalá que esto no se convierta en una tragedia como la de Srebrenica, donde las fuerzas armadas serbias asesinaron en 1995 a 8000 hombres bosnios; o Ruanda donde 800 000 civiles fueron masacrados en 1994.

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