lunes, 21 de diciembre de 2009

Muere líder espiritual de la oposición iraní


El movimiento reformista de Irán perdió ayer a su referente espiritual. El ayatolá Hosein Ali Montazerí murió de madrugada, de un ataque al corazón, a los 87 años. Fundador de la República Islámica, Ruholá Jomeini, era uno de los principales opositores del presidente Mahmud Ahmadineyad y de la autoridad suprema del ayatolá Alí Jamenei. Fue uno de los clérigos críticos con el sistema de gobierno religioso que implantó la revolución y que consideró fraudulentas las elecciones de junio pasado.

La movilización para acudir a su entierro hoy, en Qom, refleja la popularidad de Montazerí. Nada más conocer su muerte, una multitud se congregó frente a la casa donde vivía en esa ciudad santa del chiísmo. Además, miles de personas salieron hacia allí desde Nayafabad, su localidad natal en la provincia de Isfahán, Shiraz y otras ciudades, según informó la web conservadora moderada Parlemannews. En Teherán se organizaron concentraciones espontáneas de duelo en varias plazas y de nuevo sus habitantes salieron a las azoteas para gritar el Alá-u akbar (Dios es el más grande) y muerte al dictador, que se han convertido en la consigna de la oposición.

Alumno de Jomeini, Montazerí fue uno de los teóricos del velayat-e-faqih, la doctrina del Gobierno del jurisconsulto que es el fundamento de la República Islámica y que subordina el poder político al poder religioso. También participó en la redacción de la Constitución. Su independencia iba a convertirle en una espina para el poder establecido.

Jomeini no toleró sus críticas contra las ejecuciones masivas de opositores y le apartó de la sucesión en marzo de 1989, pocos meses antes de su muerte. Se retiró a su seminario, pero mantuvo su voz crítica. En 1997, el heredero de Jomeini, Alí Jamenei, a quien superaba en la jerarquía religiosa, ordenó su arrestó domiciliario por cuestionar los poderes del líder supremo. Le prohibieron enseñar, borraron su nombre de los libros de texto y la propaganda oficial se dedicó a denostarle. Imbuido de su "sentido del deber religioso", Montazerí siguió acusando a los gobernantes de "imponer la dictadura en nombre del islam" y de su deriva militarista.

Con información de El País

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