Por Abigail Crusher
“Qué importa, contestaba mi hermano, si bajo el régimen de Miguel Alemán ya vivimos hundidos en la mierda”, frase reveladora y significativa en tiempos electorales, de pandemias y lucha contra el narcotráfico. Batallas en el desierto es una predicción realizada hacia finales de los años cuarenta, descripción de ese México en el que aún nos identificamos.
El hombre mira su mundo y parece que nada ha cambiado, los mayores se quejan de la crisis económica, la inseguridad, el tránsito, “del enriquecimiento sin límite de unos cuantos y la miseria de casi todos”. Batallas en el desierto es el espejo de una sociedad que en el siglo XXI anhela una ciudad sin corrupción ni violencia, ¿Por qué no lo hemos alcanzado?
Pacheco condesa la belleza y miseria de quienes juegan a las batallas en un patio de tierra colorada y quienes libran ahora una guerra en el desierto. “Hasta entonces la fuerza abolida del imperio otomano perduraba como la luz de una estrella muerta”, hecho histórico que coincide con la realidad: un acuerdo de paz entre palestinos e israelíes se vislumbra lejos. Hoy los judíos tomaron Gaza pero mañana será la venganza de los árabes.
Porque “el amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio”. El entendimiento entre pueblos es una utopía. Como utopía es comprender, la pasión del amor virgen de un niño hacia la madre de su mejor amigo. La obra de José Emilio Pacheco refleja esa sociedad de doble moral que tiende a encasillar a las personas, ¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo?
No terminó aquel país. Somos presas de los vestigios del México de aquellos años, que se refleja en el actuar político, económico y social de ahora. Batallas en el desierto es un buen momento para contemplar el pasado y el presente, donde el mundo atraviesa un periodo angustioso y aún guardamos esa esperanza que le ha permitido al sistema sobrevivir por muchos años, empero ¿Qué se necesita hacer para no vivir hundidos en la mierda?
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