miércoles, 1 de julio de 2009
El libro "Rastros de Dixan" refleja la islamofobia
El 11-S de Nueva York y el 11-M de Madrid dejaron un miedo global. El temor al llamado terrorismo islamista ha endurecido las medidas de seguridad y ha recortado algún que otro derecho apelando siempre a la seguridad. En los últimos años, la policía ha llevado a cabo diversas operaciones para desarticular tramas islamistas o conspiraciones para preparar un atentado. Cataluña ha sido donde más detenciones se han producido e incluso fuentes policiales han hablado de "nido de terroristas islamistas".
En muchas ocasiones, las detenciones se han producido a la luz de los focos de las cámaras de televisión pero la mitad de los arrestados queda en libertad en las primeras 72 horas de la detención y sólo el 5% tienen hoy una sentencia firme, aunque la mayoría son condenados por cargos menores al del terrorismo.
Las cifras se revelan en "Rastros de Dixan", libro escrito a 12 manos -dos periodistas, un abogado que ha llevado diversos sumarios de este tipo, dos profesores y el responsable de la Junta Islámica Catalana-y que cuestiona tanto la actuación policial y judicial como la cobertura mediática. Los autores argumentan que entre todos se "construye" un "nuevo enemigo" para Occidente.
La obra toma el nombre de la operación contra un grupo de musulmanes detenidos en Girona, a los que la policía y el juez atribuyeron la preparación de explosivos con un material que resultó ser jabón (de ahí lo de Dixan). Pero el meollo es el caso de 11 arrestados en el barrio barcelonés del Raval, acusados de intentar volar el metro de la ciudad. Sin embargo, un año y medio después no se ha encontrado rastro de explosivos y siguen a la espera de juicio. "Los detenidos viven en un pequeño Guantánamo", resume David Fernández, unos de los periodistas que firma el libro, crítico con el poco eco mediático que tienen las liberaciones.
En 2007, de los 327 detenidos vinculados al yihadismo, 153 quedaron libres. Las acusaciones contra los 11 del Raval se basan en la declaración de un testigo protegido, quien, según Fernández, acusaría siguiendo órdenes del presidente pakistaní, Pervez Musharraf, ansioso de que Occidente le vea como un látigo contra el yihad.
Los autores concluyen que partiendo de los hechos reales de los atentados de Madrid o Nueva York se institucionaliza el miedo al diferente o, en sus palabras, la "islamofobia e islam o ignorancia", y se acaba por estigmatizar a todo un colectivo que, a su entender, vive en un "estado de excepción".
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