miércoles, 31 de marzo de 2010

Merkel presiona a Turquía para que apoye las sanciones contra Irán


La canciller alemana, Angela Merkel, instó al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, a que se sume a las presiones de la ONU sobre Irán para que abandone su programa nuclear. Merkel hizo la petición en su primer día de visita oficial a Turquía, pero se encontró con la reticencia de Erdogan. Erdogan rechazó nuevamente la opción de imponer nuevas sanciones a Teherán y aludió a la "vieja amistad" entre Turquía e Irán y apostó por una "vía diplomática" para negociar con Teherán sobre su programa atómico.

Turquía se sienta hasta finales de 2010 en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como miembro temporal electo. Erdogan dijo que su país aún no ha decidido cuál será su voto ante una resolución de castigo al régimen iraní, pero afirmó que "las sanciones no son la solución adecuada". "Turquía comparte 380 kilómetros de frontera con Irán, y es un importante socio, especialmente en materia de energía", recordó. Asimismo, de forma indirecta comparó el programa nuclear de Irán con la posesión de armas atómicas de Israel. "¿Hay armas nucleares en la región? ¡Sí! ¿Se le imponen por ello sanciones? ¡No!", dijo Erdogan.

Merkel insistió en su escepticismo respecto a una pronta entrada de Turquía en la Unión Europea y reconoció que la propuesta alemana de una "asociación privilegiada" de Turquía con la UE "no goza aquí de buena reputación". Erdogan había rechazado días antes el ofrecimiento, a su juicio un "cambio de las reglas en mitad del partido", en referencia a las largas negociaciones entre turcos y europeos para la admisión de Ankara en la UE. Merkel relativizó esta espera negando que pueda compararse la actual Unión Europea a la Comunidad Económica con la que Turquía solicitó asociarse hace 50 años, y recordó a Erdogan que, de todos modos, quedan por resolver "diversas cuestiones", entre ellas el contencioso entre Chipre y Turquía. La Unión Europea pide a Turquía que abra sus puertos y aeropuertos al tráfico procedente de Chipre, en cumplimiento del Protocolo de Ankara de 2005.

El viaje de Merkel se vio precedido por duras críticas del Gobierno turco. En una entrevista al semanario alemán Der Spiegel, Erdogan aseguraba que "a ningún país se le ha impuesto" un proceso de admisión a la UE tan largo como a Turquía. Durante el fin de semana, el primer ministro se refirió además a un "odio contra Turquía", puesto a su juicio en evidencia por la negativa alemana a abrir colegios turcos en el país. Merkel atajó ayer estas críticas proponiendo la "ampliación" de los modelos educativos que ya permiten una enseñanza bilingüe en turco y alemán.

Según el Ministerio de Exteriores, 2,5 millones de habitantes de Alemania son de ascendencia turca, y de ellos 700.000 tienen pasaporte alemán. Hace dos años, Erdogan causó una fuerte polémica durante una visita a Alemania en la que emplazó a los turcos a no dejarse asimilar. Ayer, Angela Merkel le respondió: "El objetivo del Gobierno alemán no es asimilar a los ciudadanos turcos, sino integrarlos".

Con información de El País

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