miércoles, 27 de mayo de 2009

Ser musulmán después del 11-S (II)

¿Terroristas en México?
(Segunda parte)

Y es que en México también existe la idea de que todos los musulmanes están asociados a las bombas o actos indebidos, algo que es falso. Durante el 2004 el gobierno mexicano recibió cuatro alertas de la presencia en México de dos miembros de Al-Qaeda, quienes presuntamente ingresaron al territorio nacional en un intento por cruzar la frontera norte del país y llegar a Estados Unidos. Estas alertas resultaron falsas y realizaron investigaciones que cubrieron diversos estados del país dando como resultado que la PGR en conjunción con la CIA mantenía vigilados a los musulmanes residentes en el país.

Bernardo Barranco, presidente del Centro de Estudios de la Religión en México afirma que esta fe religiosa será la predominante a mediados de este siglo, pues en los últimos años el cristianismo ha presentado un nulo crecimiento. “A pesar de los sucesos del martes negro, el futuro de esta religión parece que no tendrá mayores problemas para seguir adelante. El Islam es la religión más sencilla de profesar, no requiere de grandes conocimientos teológicos y estos sin duda le ayuda en gran medida. También hay que recordar que las grandes migraciones le favorecen”.

A diferencia de las comunidades musulmanas en Gran Bretaña, Alemania o Canadá, en donde juegan un papel importante en el sector económica y defienden su identidad musulmana en contextos culturales distintos, en México viven aislados. En el último Censo General de Población y Vivienda del INEGI, ni siquiera aparecen. Sólo se les podría ubicar entre los 261,193 que profesan “otras religiones”.

Muchos de los árabes que se encuentran en México son libaneses, aunque varios son cristianos maronitas, de modo que si hablamos de musulmanes, los hay de varias naciones: Argelia, Egipto, Líbano, Marruecos, Paquistán y Siria, entre otros. En general, la mayoría de los musulmanes radicados en México trabajan en el comercio de textiles y están asentados no solo en la Ciudad de México sino en Torreón, Puebla, Veracruz, Guadalajara, Morelos y Chiapas, donde existe una comunidad de indígenas Chamulas convertidos al Islam. Como afirma Khadijjah: “Todas las tierras son tierras de Alá”.

“La Musalah Muhammad Ibn Abdul Wahab es un espacio no sólo para orar, en ella los hermanos musulmanes se apoyan mutuamente. Se hizo con el fin de conocernos unos a otros y ayudarnos. Porque para orar cualquier lugar es bueno, aunque con la ley de asociaciones religiosas no se puede rezar en la calle. Ya suficiente tenemos cuando los vecinos nos ven raro en la calle con la hijab. No se puede ejercer la libre creencia en la calle”, declara Khadijjah.

El Centro Salafi ejecuta la difusión del Islam principalmente vía Internet, pues tras aprobada la reforma a la ley de asociaciones religiosas en 2003 la distribución de folletos en la vía pública fue prohibida y castigada como proselitismo religioso, sin embargo, en los folletos distribuidos dentro del templo se da información sobre temas que a la gente le causan inquietud, como la mujer y el Islam o el terrorismo. “A partir de que entró el PAN, este impidió repartir los folletos afuera del metro o en cualquier otro lugar. Ellos tienden hablar mal del Islam. Es necesario que desaparezca esa imagen dañina de que somos terroristas, que la gente tenga conocimientos de lo que hacemos.

Con este gobierno, el Congreso se desintegró y con ello las propuestas para que tuviéramos derecho a formar una mezquita donde practicar nuestra religión. En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador nos iba a ceder el terreno con derechos, pero la secretaría de gobernación se opuso a tal permiso. La propuesta es que la gente se acerque, nosotros jamás los vamos a hostigar. El Islam es una religión de convicción propia”, sentencia Khadijjah.

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