lunes, 27 de septiembre de 2010

En riesgo los diálogos de paz en Medio Oriente

Los colonos judíos de Kiryat Netafim pusieron ayer domingo la primera piedra para la construcción de un kinder

Tras permanecer oculto la mayor parte del día -ni siquiera ha convocado el tradicional Consejo de Ministros de los domingos- Benjamín Netanyahu finalmente se ha pronunciado el día en que ha terminado el veto para construir nuevos asentamientos. Y sus primeras palabras, a través de un comunicado lanzado esta noche, han sido para pedirle a Mahmud Abbas que no se retire del diálogo para llegar a la paz.

Después de expirar el fin de la prohibición para construir en territorios ocupados Netanyahu ha reclamado a Abbas que continúe con las conversaciones "honestas" para poder llegar a "un acuerdo histórico" en el plazo de un año. "Israel está dispuesta a continuar las conversaciones en los próximos días para encontrar un camino que mantenga las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina", dijo el primer ministro israelí. A lo que añadió que sus intenciones para conseguir la paz son "serias y honestas", a pesar de que no ha respondido a ninguna de las peticiones internacionales para ampliar el veto a la construcción de los asentamientos.

La respuesta de Abbas a las palabras de Netanyahu no tardó en llegar a través de su portavoz, y fue para pedirle una vez más que tome la decisión de congelar la colonización del territorio. "Mahmud Abbas quiere continuar las negociaciones pero Netanyahu debe tomar la decisión de congelar la colonización para crear una atmósfera favorable para proseguir el proceso de paz y resucitar las negociaciones".

Sin embargo, decenas de miles de colonos israelíes han celebrado este domingo fiestas en Cisjordania. Y han convertido el fin de la moratoria sobre la construcción y ampliación de asentamientos, en la medianoche del domingo al lunes, en un desafío: "Hussein Obama, la tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel", ha gritado Gershon Mesika, presidente del Consejo Regional de Samaria, en la colonia de Kyriat Netafim. Ha sido inútil que el primer ministro, Benyamin Netanyahu, pidiera moderación y que no se provocara a los palestinos: muchos diputados de su propio partido, el Likud, han acudido a los territorios ocupados para festejar con los colonos.

El proceso de paz parecía moribundo, pero en Nueva York, con la máxima discreción, seguía negociándose algún tipo de fórmula que permitiera mantener las conversaciones. Ayer mismo la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, llamó al presidente israelí hasta en dos ocasiones para pedirle que mantenga congelada la prohibición de construir en los territorios ocupados e intentar así que el fin de la moratoria no acabe con un proceso de paz que se ha convertido en una apuesta para la Administración de Obama.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, fue muy claro el sábado en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dijo que Israel debía elegir entre paz y asentamientos. Y hasta este mismo domingo ha insistido en que si no se renovaba la moratoria, y los colonos seguían ampliando la ocupación, no tenía sentido seguir negociando. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha respaldado de forma inequívoca la posición de Abbas y ha pedido a Israel que no siguiera construyendo sobre territorio palestino.

Mahmud Abbas ha matizado, sin embargo, que no abandonaría automáticamente las negociaciones, sino que consultaría con el resto de los dirigentes de la OLP y con mandatarios árabes. Y ha anunciado que habrá para este 4 de octubre una reunión urgente de la Liga Árabe, donde el presidente palestino y otros responsables árabes analizarán las posibles respuestas si, tal como está previsto, se reanuda la edificación en los territorios ocupados ante la expiración de la moratoria.

Abbas afirmó en París, (donde se reunirá con el presidente francés, Nicolas Sarkozy), que las negociaciones de paz serán "una pérdida de tiempo" si Israel no prolonga la moratoria pero que un fracaso del proceso de paz no conduciría, esta vez, a un estallido de violencia. "Ya probamos con la Intifada y nos hizo mucho daño", declaró al diario árabe londinense Al Hayat.  Aunque Abbas se mantiene firme en su posición, ahora se enfrenta por un lado a la opinión internacional de que no debe abandonar la negociación, y por el otro tiene que hacer frente a las voces que en el seno del movimiento nacional palestino le piden que dé por acabado el proceso.

Con información de El País

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