En Somalia el fútbol se ve a escondidas
Esto no tiene perdón.
En Somalia solo se puede seguir las cadenas por satélite en los lugares públicos. El fútbol fue prohibido en junio de 2006, durante el Mundial de Alemania, cuando la Unión de Cortes Islámicas, de las que proceden ahora todos estos grupos, controló el poder en la capital durante seis meses antes de ser expulsada por la invasión etíope. Hubo disturbios y muertos por esta prohibición.
La Unión se mantuvo firme pues decía que el balompié va contra las normas del Islam. Los cines de las zonas controladas por el Gobierno se han convertido en centros de reunión para seguir el Mundial. En ellos se juntan los aficionados y gritan los goles como en cualquier parte del mundo. Una de las televisiones somalíes ha trasladado su equipo de transmisión al aeropuerto, protegido por las fuerzas de paz africanas, para evitar que los radicales lo destruyan.“Advertimos a los jóvenes de Somalia: no deben ver esa Copa del Mundo. Es un pérdida de dinero y de tiempo que no beneficiar a nadie ni obtendrán recompensa alguna en ver a hombres enloquecidos saltado de un lado a otro”, dijo Abdi.
Al Shabab también ha dictado una prohibición en el sur. Somalia está dividida de hecho en cuatro zonas: Somalilandia, al norte, una ex colonia británica que funciona de forma independiente y que sigue los partidos con la misma pasión que el resto de África; Puntlandia, de donde proceden muchos piratas y donde Hizbul-Islam domina en algunas zonas; el centro y barrios de Mogadiscio que están controlados por el Gobierno de Transición (islamistas moderados) en disputa con los islamistas radicales y el sur, donde manda Al Shabab, al que la CIA vincula a Al Qaeda, y a rompió hace unos meses con Hizbul Islam. El asunto es serio.
El sábado, milicianos de este grupo mataron a dos personas durante el asalto a una casa en la que se que seguía un partido. En el noreste de Mogadiscio, Hizbul-Islam detuvo a 10 jóvenes que seguían el Argentina-Nigeria. El portavoz del grupo, jeque Mohamed Abdi Aros, dijo ayer que la prohibición de ver fútbol, decretada por los imanes, afecta a todo el país, incluido el territorio que ellos no controlan. Los aficionados se reúnen en secreto y deben tomar medidas de seguridad más propias de delincuentes que de seguidores de un equipo.
Uno de ellos explicó la situación a la BBC, tras el Argelia-Eslovenia: “Vemos la televisión sin sonido con un ojo y vigilamos la puerta con el otro”.En Somalia ver el campeonato Mundial de fútbol puede costar la vida, unos cuantos latigazos públicos o la cárcel. Milicianos del grupo Hizbul-Islam, islamistas radicales, patrullan en todoterreno artillados en las zonas de su influencia para impedir que nadie siga los partidos que se celebran en Sudáfrica.
Fuentes: Infomedio y Clarín
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