Recordemos que entre el 27 de diciembre y el 18 de enero pasados, Israel, bajo la operación “Plomo Fundido” utilizó bombas de racimo y fósforo blanco para exterminar a 1 400 palestinos en la Franja de Gaza. Una advertencia del infinito poder de Israel. Ahora Shlomo Ben Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores israelí analiza la situación del sexto Estado nuclear del mundo dentro del complejo Medio Oriente.
La visión del presidente Barack Obama de un mundo sin armas nucleares, y el reciente acuerdo que ha firmado con Rusia destinado a recortar los arsenales nucleares de ambos países, realza su liderazgo moral y político. Ahora bien, ¿de qué manera su campaña contra la proliferación nuclear afectará a Israel?
El reciente llamamiento de la subsecretaria de Estado norteamericana, Rose Gottemoeller, para que Israel se sumara al Tratado de No Proliferación nuclear (TNP), lo que le exigiría declarar y renunciar a su arsenal nuclear, ha incitado temores de que el paraguas diplomático de Estados Unidos sobre el estatus nuclear de Israel se cierre. De ahora en adelante, piensan los israelíes, Estados Unidos tratará a todos los Estados de la misma manera en materia de armas nucleares. A Israel le preocupa especialmente que Obama pueda querer abordar la ambición nuclear de Irán equiparándola con el estatus nuclear de Israel
Bruce Riedel, que hasta hace poco encabezaba la revisión de la estrategia de la Administración Obama para Afganistán y Pakistán, y que de ninguna manera es hostil a las relaciones únicas de Estados Unidos con Israel, ha sido explícito sobre este tema. "Si se habla de verdad en serio sobre un acuerdo con Irán, Israel tiene que salir del armario. Una política basada en la ficción y en la doble moral tarde o temprano fracasará. Lo raro es que haya durado tanto tiempo".
Sin embargo, fue una declaración reciente ante el Congreso del secretario de Defensa, Robert Gates, lo que sorprendió a los israelíes. Gates aseguró entender el deseo de Irán de adquirir armas nucleares porque, como dijo, los iraníes están rodeados de potencias nucleares como Pakistán, India, Rusia e Israel.
Israel seguramente luchará contra esta nueva doctrina norteamericana que está surgiendo y que lo pone al mismo nivel que Irán, o incluso que India y Pakistán. El contexto político importa, dirán los israelíes. Irán no sólo ha desarrollado sus capacidades nucleares aun siendo parte del TNP, señalarán, sino que también incluye la destrucción de Israel en un lugar preferente en su agenda. La disuasión nuclear de Israel es su máxima defensa contra una amenaza existencial. La igualdad nuclear generalizada, al final, no puede más que impulsar las pretensiones nucleares de Irán.
Israel espera que la Administración Obama no sólo se dé cuenta del contexto único de su condición nuclear ambigua, sino que también reconozca que no puede apresurarse a tranquilizar a sus vecinos y al resto del mundo respeto de su programa nuclear a menos que el contexto político de Medio Oriente cambie de una manera radicalmente positiva. Aquí, un cambio en el patrón de comportamiento de Irán hacia Israel es un prerrequisito absoluto.
La política de ambigüedad nuclear de Israel se ha mantenido prácticamente sin cambios durante casi 50 años, ni siquiera dentro del propio Israel, donde la cuestión ha sido un tabú sagrado. Pero el contexto internacional cambiante, la amenaza de una proliferación nuclear descontrolada en Medio Oriente y las nuevas políticas que se están elaborando en Estados Unidos podrían ser buenas razones para que Israel considerara revisar su doctrina nuclear.
Después de todo, la estrategia actual en realidad no ha funcionado ni como elemento disuasivo contra ataques convencionales (que persistieron a lo largo de los años en que Israel supuestamente desarrolló su arsenal nuclear) ni como advertencia frente a los rivales (como el caso de Irán) para que no desarrollasen un arma nuclear.
La política oficial de Israel es la de un Medio Oriente Libre de Armas de Destrucción Masiva. Al abandonar la ambigüedad y sacar su propia bomba del "sótano", Israel podría afirmar su disuasión nuclear de manera más convincente y, más importante aún, profundizar un debate serio sobre la urgencia de una zona libre de armas nucleares en Medio Oriente.
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